POR
FAVOR, DIME: ¿QUÉ TIENES POR SEGURO?
¿Los bienes que hoy posees?
¿El
amor de tu pareja?
¿Tus
ingresos monetarios?
¿Tu buena salud?
¿Tu
capacidad mental?
¿El
bienestar de tus seres amados?
¿Tus
propios sentimientos?
¿Siquiera
tu cordura?
¿Cualquier
cosa, tangible o no, de este mundo?
En
verdad, no sabemos con certeza sí el sol saldrá mañana, siempre, claro, que
tengamos un mañana.
En
este inmenso océano de incertidumbre nos tomamos neciamente de cualquier
ilusión que semeje firmeza, o quizá nosotros mismos inventamos la firmeza allí,
donde solo hay apariencia.
¡Conozco
el riesgo!, si permitiéramos que el soplido racional de la duda avente nuestros
ideales y frágiles construcciones, sobrevendría el pánico, o la locura. Razón
por la cual continuamos aferrándonos a lo transitorio, como prevención analgésica,
que no cura pero aleja el dolor.
DIME,
POR FAVOR, ¿NO ES ESTO SEGURO?
Que
vives
Que
has nacido de madre
Que
sientes
Que amas, o has amado
Que
piensas
Que
has de morir
¡QUE
DECIDES!
Tienes tu tiempo, cien años o
algunos segundos, úsalos a tu modo, solo él te servirá. Busca, golpea,
descubre, hazte monje o libertino, señor o criado, emigra a la montaña o
alójate en el centro de la ciudad, pero jamás, jamás transites dormido por la
vida. No te permitas pasatiempos, porque pasan los tiempos y en ello nuestro
combustible se consume sin llegar a puerto. Pregúntate sobre el porque de ti
mismo, investiga sobre lo que realmente tienes, tu vida. Ten presente que por ella
es todo lo que posees, por ella tienes el don de la conciencia (con-ciencia),
la capacidad relativa del análisis de los acontecimientos que te suceden, y nos
suceden. No la rindas a los deformes pies de la rutina, al trabajo, las
tertulias sanguinarias para los ausentes, la tele-visión de la estupidez, o la
tonta distracción pasatista. Cúbrela con tu Amor, lávale el rostro, ponle sus
mejores vestiduras, estrénala cada minuto de cada día, y úsala solo para lo que
fue creada. A cambio te entregará el único fruto de la verdad, tu verdad.
Muérdelo con decisión y su néctar te acercará al portal del lugar de donde
algún día partimos, por haber saboreado el fruto equivocado. No ocurra que los
tiempos te alcancen sin haber realizado tu labor.
Filemón Solo
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